Por: Daniel Arturo Quiroga Vargas / Ingeniero Químico / Especialista en Gerencia en Salud Ocupacional / Estudiante Maestría en Salud y Seguridad en el Trabajo / Líder Técnico del CCS / Marzo 2020.
Introducción
Los denominados productos químicos de consumo, es decir aquellos destinados para su uso en los hogares, suelen estar implicados en incidentes relacionados con la salud. En Colombia, en el año 2018 el 11.4% de los reportes de intoxicaciones recibidos por Cisproquim® (correspondientes a 1199 de un total de 10562) involucraron productos de uso doméstico. La mayoría de los casos que se reportan con esta clase de sustancias son eventos de descuido, no intencionales, que afectan especialmente a menores de edad que encuentran este tipo de sustancias a su alcance (Consejo Colombiano de Seguridad [CCS], 2019).
En los Estados Unidos, en el año 2016, se presentaron más de 2 millones de intoxicaciones con sustancias químicas tanto de forma intencional como sin intención, en las cuales los productos de consumo doméstico de limpieza y desinfección estuvieron dentro de las cinco clases de sustancias más involucradas, con un 7.2% de los casos. De acuerdo con las estadísticas, el grupo de población con mayor riesgo de intoxicación involuntaria son los niños menores de 6 años, que representaron casi la mitad de los reportes (Bearth & Siegrist, 2019).
En el Reino Unido, según el U.K. National Poisons Information Service, la más importante ruta de exposición en los accidentes que involucraron productos químicos de consumo fue la ingestión involuntaria. En más de la mitad de los casos, el paciente expuesto al químico nocivo fue un menor de edad, y la mayoría de los productos involucrados consistió en detergente lavavajillas, lejía, desincrustante y limpiador multiusos (Bearth, Miesler & Siegrist, 2016).
Problemática relacionada con los productos químicos de consumo
Los consumidores cometen normalmente una serie de errores potencialmente peligrosos durante el ciclo de vida de estos productos, que incluye su transporte, uso, almacenamiento y eliminación. Los escenarios que implican el almacenamiento incorrecto de los productos de limpieza son realmente peligrosos; por ejemplo, transportar un producto de limpieza sellado en una bolsa con otros alimentos es un peligro para la salud (Bearth & Siegrist, 2019).
La materialización de estos errores entre los consumidores se da por una serie de barreras como la falta de conciencia, ignorancia o mala interpretación de la información de seguridad que se presenta, así como aspectos conductuales o situacionales, entre los que se destacan las distracciones y la baja percepción del riesgo. Las personas pueden considerar el manejo seguro de productos químicos en el hogar como algo innecesario que consume mucho tiempo, o no sentirse personalmente responsables del uso seguro de estos productos. Investigaciones sugieren incluso que los consumidores aplican heurística simple (juicio intuitivo) para evaluar los riesgos de los productos químicos en el hogar, en lugar de basarse en información objetiva como los pictogramas o las declaraciones de peligro y seguridad (Bearth, Buchmüller, Bürgy & Siegrist, 2020).
Respecto a las decisiones basadas en una heurística simple, se ha acuñado el concepto de «efecto halo», el cual denota la tendencia de las personas a considerar atributos irrelevantes al juzgar los atributos desconocidos de determinados productos. Por ejemplo, una persona que sucumbe al «efecto halo» y desestima el peligro intrínseco para la salud de un producto desincrustante (de características ácidas) por ser respetuoso con el medio ambiente, podría almacenarlo en un armario de cocina de fácil acceso y, por lo tanto, poner en riesgo a los niños que puedan llegar al armario, derramar o beber tal producto (Bearth & Siegrist, 2019).
Productos de consumo doméstico. Fuente: 123rf.com
Barreras para el uso seguro de los productos químicos de consumo
Los consumidores realizan frecuentemente una valoración del riesgo de los productos químicos domésticos a partir de una estrategia de decisión simple, basada en la confianza en las autoridades, en los fabricantes, o en la naturalidad percibida. Normalmente un consumidor carece de los recursos necesarios (por ejemplo, tiempo, motivación, atención, falta de educación) para aplicar una estrategia de análisis de riesgo estructurada (Bearth, Saleh & Siegrist, 2019).
Las percepciones de riesgo en productos químicos de consumo son complejas y están basadas en conceptos erróneos, en lo que investigadores han denominado «toxicología intuitiva». En las personas, la percepción del riesgo se desarrolla en un doble sistema: un sistema inicial que procesa de forma automática e intuitiva las opciones a las que se enfrenta, y un segundo que procesa la información sistemáticamente. Dependiendo de la tarea en cuestión o de los recursos individuales disponibles (edad, género, ocupación, educación, formación, entre otros), uno de los dos sistemas es el dominante impulsor de elecciones y comportamiento. Un consumidor con información de ingredientes e instrucciones de seguridad tendría garantías para efectuar un manejo adecuado y seguro de un producto químico doméstico, pero el juicio de riesgo intuitivo podría interferir con el análisis sistemático, especialmente si una persona es emotiva o no cuenta con un tiempo suficiente para tomar una decisión (Bearth et al., 2016).
Esta barrera para la valoración de los riesgos de los productos químicos de consumo por parte de los usuarios se evidencia en el denominado «halo verde», que es la noción de que los productos de limpieza biodegradables, naturales o que están etiquetados como ecológicos o verdes, son más seguros que aquellos regulares, subestimando su peligrosidad y potencializando su efecto con actitudes desenfadadas durante el transporte, almacenamiento, manipulación o eliminación de los mismos (Bearth et al., 2020). Algunas de estas actitudes incluyen dejarlos al alcance de los niños, trasvasarlos en recipientes de alimentos (por ejemplo, botellas de refrescos) o que imiten las formas de estos, o en lugares donde podrían confundirse con alimentos o bebidas (Bearth et al., 2016).
A este respecto, la normatividad colombiana en el Decreto 1496 de 2018 del Ministerio del Trabajo, parágrafo 1 artículo 7, establece: “(…) Se prohíbe el trasvase de productos químicos en envases que cuenten con etiquetado de alimentos o formas que representan o indiquen alimentos (…)”.
Otra barrera tiene que ver con que para los productos de consumo empleados con frecuencia en el hogar (a diario o semanalmente), como detergentes para la ropa o agentes de limpieza de inodoros, los casos aislados de transporte, manipulación o eliminación incorrectos no conducen necesariamente a consecuencias negativas inmediatas, lo que reduce la conciencia acerca del riesgo en las personas, así como la probabilidad de que tomen precauciones futuras (Bearth et al., 2020).
Los consumidores sólo son capaces de protegerse a sí mismos y a las personas en su entorno, si tienen una adecuada percepción del riesgo de los productos químicos a los cuales pueden acceder comúnmente, comprenden la información de seguridad suministrada y reconocen los efectos que puede sufrir su salud o la salud de personas que les rodean. Almacenar un producto de limpieza en botellas de PET (Polientilentereftalato) o con alimentos no causa inmediatamente efectos negativos sobre la salud, pero podría afectar a otras personas y grupos potencialmente vulnerables (por ejemplo, niños, ancianos), lo cual potencializa la percepción del riesgo. Por el contrario, el uso de un producto de limpieza corrosivo sin guantes tiene efectos inmediatos para la salud y sólo perjudica al usuario del producto de limpieza. Es un efecto bien establecido en la investigación de riesgos y la psicología de la salud que las personas subestiman los peligros que están bajo su control percibido y sólo afectan al actor directo. El retraso de las consecuencias elimina aún más el control del actor, lo que podría aumentar significativamente la aversión al riesgo de los consumidores y, por lo tanto, el comportamiento preventivo (Bearth & Siegrist, 2019).
Medidas para hacer frente a las barreras para un uso seguro de productos químicos de consumo
En relación con la comunicación de los peligros intrínsecos de las sustancias químicas, el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA) de las Naciones Unidas surge como una garantía para que las personas que se enfrentan a productos químicos de consumo (por ejemplo, productos de limpieza y desinfección), tengan una forma de juzgar el riesgo ambiental o para la salud implicado (Naciones Unidas [UN], 2015). El sistema tiene en cuenta la globalización del comercio y la necesidad de armonizar la clasificación y el etiquetado de los productos químicos para sensibilizar a los consumidores sobre aquellos potencialmente peligrosos. Para lograr este objetivo, los productos químicos se clasifican por tipo de peligro, que a su vez se comunica al usuario a través de pictogramas (por ejemplo, inflamables, tóxicos, corrosivos, peligrosos para el medio ambiente acuático), palabras de advertencia (por ejemplo, peligro, atención) e indicaciones de peligro (por ejemplo, gas inflamable, puede ser corrosiva para los metales, provoca graves quemaduras en la piel y lesiones oculares).
Pictogramas del SGA. Fuente: 123rf.com
Un adecuado entendimiento de la información química depende de la capacidad de la persona para visualizar, comprender y recordar la información sobre los peligros intrínsecos de la sustancia química, con el fin de tomar decisiones adecuadas para la reducción del riesgo asociado. La armonización de la información contenida en las etiquetas y las Fichas de Datos de Seguridad (FDS) tiene por objeto proporcionar información coherente, con miras a facilitar la toma de decisiones para el control del riesgo. Es importante destacar que, una vez que un trabajador o consumidor ha entendido el significado de la información de peligro químico en una etiqueta y/o FDS, el mensaje clave debe ser recordado para actuar en consecuencia (Sathar, Dalvie & Rother, 2016).
Como antecedente de seguridad química en Colombia, la Ley 55 de 1993 que aprueba “el Convenio No. 170 y la Recomendación No. 177 sobre la Seguridad en la Utilización de los Productos Químicos en el trabajo” de la OIT, señala en sus artículos 6 a 9 entre otros aspectos, lo siguiente:
- Cada autoridad competente nacional deberá establecer sistemas y criterios específicos apropiados para clasificar todos los productos químicos en función del tipo y del grado de los riesgos físicos y para la salud que entrañan.
- Todos los productos químicos peligrosos deberán llevar una etiqueta fácilmente comprensible para los trabajadores, que facilite información esencial sobre su clasificación, los peligros que entrañan y las precauciones de seguridad que deban observarse.
- Los empleadores que utilicen productos químicos peligrosos se les deberán proporcionar fichas de datos de seguridad que contengan información esencial detallada sobre su identificación, su proveedor, su clasificación, su peligrosidad, las medidas de precaución y los procedimientos de emergencia. Los criterios para la elaboración de fichas de datos de seguridad deberán establecerse por la autoridad competente.
- Los proveedores, ya se trate de fabricantes, importadores o distribuidores, de productos químicos deberán velar porque se preparen y suministren a los empleadores las etiquetas y fichas de datos de seguridad revisadas cada vez que aparezca nueva información pertinente en materia de salud y seguridad.
Las disposiciones de la Ley 55 se han implementado en el país a nivel industrial, con etiquetas y fichas de datos de seguridad disponibles para los trabajadores, mientras que los consumidores (como sucede en otras partes del mundo) solo tienen acceso a las etiquetas y no disponen de fuentes adicionales de información para ampliar o precisar sus conocimientos acerca del producto en cuestión y relacionar los riesgos con la información que se da sobre los peligros (Sathar et al., 2016).
Informar a los consumidores sobre el peligro potencial del mal uso o almacenamiento incorrecto de productos químicos de consumo, debe ser un componente de la política de salud pública y de suma importancia para la industria química, dentro de sus acciones de responsabilidad social (Bearth et al., 2016).
En relación con el Sistema Globalmente Armonizado y su aplicación en productos de consumo, en el año 2017 el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible realizó la primera prueba de inteligibilidad del Sistema en Colombia, en agricultores, trabajadores en lugares de trabajo y consumidores, de acuerdo con lo planteado en el Anexo 6 del texto oficial del SGA (UN, 2015). Con respecto a los consumidores, los resultados obtenidos muestran lo siguiente (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible [MADS], 2017):
- Los usuarios de los productos químicos dirigidos al consumidor consideran importante la información sobre peligros que va en la etiqueta ya que reconocen que es la única información que tienen disponible.
- Los elementos de comunicación de peligro con mayor recordación después de haberla observado por un minuto fueron las indicaciones de peligro, las recomendaciones de uso y las indicaciones de primeros auxilios; sin embargo, los pictogramas también fueron recordados entre los elementos de la etiqueta.
- En cuanto a la compresión del pictograma, los de llama, calavera y tibias cruzadas, ambiente y, corrosión, son los que se entienden de mejor manera; los de llama sobre círculo, peligro para la salud y signo de exclamación son los que se entienden o no se conocen.
- La palabra de advertencia no fue uno de los elementos que los entrevistados mencionaron para el reconocimiento de la peligrosidad de los productos químicos dirigidos al consumidor.
- Muchos de los entrevistados reconocieron no leer las etiquetas de los productos químicos que utilizan.
Comprensión de los pictogramas del SGA en productos químicos dirigidos al consumidor en Colombia. Fuente: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible [MADS] (2017).
De los resultados obtenidos en las pruebas de inteligibilidad realizadas en consumidores, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible [MADS] (2017) concluyó lo siguiente:
- El reconocimiento y comprensión de algunos de los pictogramas de peligro del SGA es deficiente, lo que hace que estos no se relacionen adecuadamente con el peligro que pretenden indicar, y por ende los usuarios de los productos químicos no se protejan adecuadamente. Lo anterior a pesar de que muchos de los pictogramas del SGA son bastante similares a los utilizados en las etiquetas de los productos químicos que se comercializan actualmente en el país y que están basados, en su mayoría, en otros sistemas de comunicación de peligros diferentes al SGA.
- Es coherente, por tanto, que los nuevos pictogramas del SGA, como es el caso del signo de exclamación y del peligro para la salud, sean poco conocidos o comprendidos por el público general.
- En lo que respecta a la palabra de advertencia, las pruebas indicaron que la mayor parte de las personas no la reconoce como uno de los elementos relevantes de la comunicación de peligro.
- Los resultados de las pruebas de inteligibilidad mostraron que los pictogramas y las indicaciones de peligro no siempre son comprendidas adecuadamente por el usuario de estos productos; en cuanto a estas últimas, se deberá trabajar en la comprensión del vocabulario que se utiliza en estas frases, de manera que sean adecuadamente interpretadas e interiorizadas.
- En lo que respecta al reconocimiento y comprensión de la información de las etiquetas, queda en evidencia la necesidad de llevar a cabo actividades de sensibilización entre los diferentes usuarios de productos químicos para mejorar la comprensión y el reconocimiento de los elementos de comunicación de peligro que traerán las etiquetas basadas en el SGA.
- Así mismo, se debe impartir o reforzar la capacitación en la comprensión y manejo de fichas de datos de seguridad, de manera que realmente sirvan para prevenir de manera adecuada los riesgos asociados al uso de los productos químicos.
Nivel de recordación de los elementos de comunicación de peligros de la etiqueta de productos químicos dirigidos al consumidor. Fuente: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible [MADS] (2017).
El texto oficial del Sistema Globalmente Armonizado indica en su Anexo 5, relacionado con el «etiquetado de productos de consumo con arreglo a los posibles daños que puedan causar a la salud», que quizá no sea posible estimar con exactitud la exposición durante el periodo de utilización de los productos, y por ello las medidas de protección de los consumidores son menos precisas que las aplicables a otros sectores más estructurados. Es por ello, que con miras a asegurar que los consumidores tengan toda la información necesaria para tomar medidas protectoras adecuadas, en el enfoque de etiquetado basado en el riesgo se examinan las exposiciones probables o posibles y se proporciona información sobre los riesgos reales que entrañan. Las exposiciones de los consumidores en el transcurso de una utilización normal o previsible y en accidentes pueden estimarse, ya que los productos están concebidos para uno o varios usos específicos. Finamente, el que una determinada sustancia lleve una etiqueta con indicación de efectos crónicos dependerá no sólo de si cuenta con peligros intrínsecos para la salud, sino también de la exposición y el riesgo (UN, 2015).
La hoja de ruta para aplicación del SGA en productos de consumo en el país inicia con el Decreto 1496 de 2018 del Ministerio del Trabajo, que adopta para el territorio nacional la sexta edición revisada del Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA). En su artículo 19, el Decreto señala como responsabilidad del Ministerio de Salud y Protección Social: “(…) establecer, con el apoyo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y, en el marco de sus competencias, las acciones tendientes a la aplicación del Sistema Globalmente Armonizado en materia de productos químicos dirigidos al consumidor, así como las acciones de divulgación para velar por el cumplimiento de los establecido en el presente Decreto (…)”. En este orden de ideas, se prevé una más que necesaria reglamentación en el mediano plazo, que debe estar acorde con lo planteado en los artículos 23 al 25 de la Ley 1480 de 2011, “por medio de la cual se expide el Estatuto del Consumidor y se dictan otras disposiciones”.
En relación con productos químicos, en el artículo 25 de la citada Ley se señala: “Sin perjuicio de lo dispuesto en normas especiales y en reglamentos técnicos o medidas sanitarias, tratándose de productos que, por su naturaleza o componentes, sean nocivos para la salud, deberá indicarse claramente y en caracteres perfectamente legibles, bien sea en sus etiquetas, envases o empaques o en un anexo que se incluya dentro de estos, su nocividad y las condiciones o indicaciones necesarias para su correcta utilización, así como las contraindicaciones del caso”.
En el proceso de implementación del SGA en productos químicos dirigidos al consumidor, a nivel regulatorio, por ejemplo, se podrían establecer unas restricciones para el diseño de envases de productos químicos que activan el «halo verde» entre los consumidores (por ejemplo, color verde, aromas de frutas o flores, logotipos de animales). El etiquetado de los productos de limpieza biodegradables, naturales o que están catalogados como ecológicos o verdes, debería recordar al consumidor en el momento adecuado que esta condición no implica que la sustancia sea automáticamente segura o saludable. Investigaciones como la desarrollada por Bearth et al (2016), establecen la estrecha asociación existente entre peligrosidad percibida y eficacia de un producto químico de consumo. Si los consumidores perciben un producto de limpieza biodegradable como menos peligroso, también pueden asociarle una característica de menor efectividad que un producto regular, y por ende podrían usar una mayor cantidad para lograr el efecto deseado, aumentando de esta manera las características de exposición y los problemas para la salud.
Estudios acerca de la inteligibilidad del SGA en consumidores, incluyendo el efectuado en Colombia en el año 2017, han indicado que la mayoría de los símbolos son difíciles de interpretar sin una guía inicial, debido a características demográficas que influyen en los procesos cognitivos, tales como la edad, el género, la ocupación, el nivel de educación y la formación. La atención de los consumidores a los pictogramas, las indicaciones de peligro y los consejos de prudencia en las etiquetas es un aspecto fundamental en la aplicación del SGA. Una mayor atención podría lograrse directamente, aumentando la importancia de la información objetiva sobre el riesgo (por ejemplo, tamaño, color, colocación), o indirectamente, aumentando la comprensión de los consumidores sobre la pertinencia y el significado de los pictogramas mediante la provisión de difusión y capacitación (Sathar et al., 2016; Bearth & Siegrist, 2019).
Aplicación del SGA en productos de consumo. Fuente: https://productoscaselli.wordpress.com/2016/06/28/la-importancia-de-leer-las-etiquetas/
Además de lo anterior, la educación específica de los consumidores sobre la información de seguridad en las etiquetas de los productos químicos empleados en el hogar podría promover su uso seguro. Estos esfuerzos educativos e informativos podrían implementarse desde la educación básica primaria y en campañas informativas a través de medios de comunicación masiva, con las que se fortalezca la concienciación del riesgo y de la vulnerabilidad al mismo, la familiaridad con la información de seguridad, su comprensión y su llamado a la acción, debilitando juicios a priori a partir de atributos engañosos (Bearth et al., 2020).
Referencias
- Bearth, A., Buchmüller, K., Bürgy, H., y Siegrist, M. (2020). Barriers to the safe use of chemical household products: A comparison across European countries.
- Environmental Research, 180(January 2020), 1-7. doi: 10.1016/j.envres.2019.108859
- Bearth, A., Miesler, L., y Siegrist, M. (2016). Consumers´ Risk Perception of Household Cleaning and Washing Products. Risk Analysis, 37(4), 647-660. doi: 10.1111/risa.12635
- Bearth, A., Saleh, R., y Siegrist, M. (2019). Lay-people´s knowledge about toxicology and its principles in eight European countries. Food and Chemical Toxicology, 131(September 2019), 1-9. doi: 10.1016/j.fct.2019.06.007
- Bearth, A., y Siegrist, M. (2019). Situative and product-specific factors influencing consumers´ risk perception of household cleaning products. Safety Science, 113(March 2019), 126-133. doi: 10.1016/j.ssci.2018.11.023
- Congreso de la República de Colombia (1993). Ley 55 del 2 de julio de 1993 por medio de la cual se aprueba el “Convenio No. 170 y la Recomendación número 177 sobre la Seguridad en la Utilización de los Productos Químicos en el trabajo”, adoptados por la 77a. Reunión de la Conferencia General de la O.I.T., Ginebra, 1990. Bogotá D.C.: Congreso de la República de Colombia
- Congreso de la República de Colombia (2011). Ley 1480 del 12 de octubre de 2011 por medio de la cual se expide el Estatuto del Consumidor y se dictan otras disposiciones. Bogotá D.C.: Congreso de la República de Colombia
- Consejo Colombiano de Seguridad [CCS] (2019). Emergencias atendidas por CISPROQUIM® 2014-2018. Protección & Seguridad, 65(387), 64-79
- Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible [MADS]. (2017). Pruebas de inteligibilidad del Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos – SGA en Colombia. Recuperado de https://www.minambiente.gov.co/images/AsuntosambientalesySectorialyUrbana/pdf/sustancias_qu%C3%ADmicas_y_residuos_peligrosos/A7_-_Pruebas_de_inteligibilidad_del_SGA_2017.pdf
- Ministerio del Trabajo de Colombia (2018). Decreto 1496 de 2018 por el cual se adopta el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos y se dictan otras disposiciones en materia de seguridad química. Bogotá D.C.: Ministerio del Trabajo de Colombia
- Naciones Unidas [UN] (2015). Sistema globalmente armonizado de clasificación y etiquetado de productos químicos (SGA). Sexta edición revisada. Recuperado de https://www.unece.org/fileadmin/DAM/trans/danger/publi/ghs/ghs_rev06/Spanish/ST-SG-AC10-30-Rev6sp.pdf
- Sathar, F., Dalvie, M. A., y Rother, H.-A. (2016). Review of the Literature on Determinants of Chemical Hazard Information Recall among Workers and Consumers. International Journal of Environmental Research and Public Health, 13(546), 1-10. doi: 10.3390/ijerph13060546