Brechas de género
La mujer, por lo general, tiene el papel del cuidado en la sociedad; esto implica que con los hijos, padres de edad avanzada o cuando hay una persona enferma en casa, las mujeres asumen el cuidado (en promedio, la mujer dedica casi tres veces más horas a las tareas domésticas y los cuidados no remunerados que el hombre). Este trabajo invisible suele consumir el tiempo que podría dedicar a realizar una labor remunerada.
Estas brechas se vieron incrementadas durante la pandemia. Según el Dane, Colombia cerró el 2020 con una tasa de desempleo de 15,9 %. Al cierre de 2020 el desempleo para ellas fue de 20,4% y para ellos de 12,7%. Y para enero, la desocupación siguió subiendo y llegó a 22,7%.
Así mismo, la OIT señala que la proporción de mujeres tiende a disminuir a medida que aumenta el nivel de gestión; esto significa que los hombres continúan dominando los cargos ejecutivos y las juntas directivas.
Riesgos
- Hay estudios que han indicado que las mujeres pierden más días laborales debido a accidentes, aunque los hombres pueden presentar un mayor número de estos.
- Vale la pena señalar que hay trabajos no tradicionales para las mujeres donde los dispositivos de control, la dimensión de las máquinas y equipos no están diseñados para ellas.
- También, la repetición, monotonía, esfuerzo estático y múltiples responsabilidades simultáneas propias de los trabajos típicos de las mujeres, con el tiempo, pueden afectar a su salud física y mental.
- Así mismo, la sobrecarga de trabajo remunerado y no remunerado puede ser un factor de riesgo que incremente las lesiones y enfermedades.
Inclusión de la mujer
Hay una oportunidad muy grande al reducir el desequilibrio de género en el mercado laboral, lo que implicaría que el PIB en América Latina aumentaría un 4% para el año (OIT, 2018). Cuando las empresas tienen una cultura empresarial y políticas inclusivas, aumentan su probabilidad de (OIT,2019):
- aumentar la rentabilidad y la productividad en un 63%.
- mejorar su capacidad para atraer y retener talento en un 60%.
- aumentar su creatividad, innovación y apertura en un 59%.
- mejorar la reputación de la empresa en un 58%.
- mejorar capacidad para medir el interés y la demanda de los consumidores en un 38%.
Cuando las juntas directivas tienen un equilibrio de género, las empresas tienen casi un 20% más de probabilidades de obtener mejores resultados comerciales.
Para lograr esto hay que pensar en diferentes aspectos:
- Considerar que las mujeres tienen capacidades para desarrollar tareas que habitualmente han sido diseñadas y pensadas para los hombres.
- Entender que estos puestos de trabajo podrían requerir ajustes menores sobre el diseño de controles y Elementos de Protección para que se adapten a las condiciones de las mujeres.
- Involucrar a las mujeres en cargos directivos. En Latinoamérica únicamente los cargos directivos son ocupados en un 34,24% por mujeres (OIT,2019).
- Políticas como el horario flexible, el teletrabajo, la licencia por maternidad y paternidad, y los programas de reincorporación al trabajo garantizan que las mujeres no se vean desfavorecidas en el trabajo por tener responsabilidades en el hogar (OIT,2019).
“Las empresas no pueden desmantelar por sí solas el sesgo de género en toda la sociedad, pero pueden desafiarlo reconociendo que existe, observando cómo se manifiesta y combatiéndolo dentro de la cultura de su lugar de trabajo” (OIT,2019).