Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS). [2 de marzo de 2021]. La OMS advierte que, según las previsiones, una de cada cuatro personas presentará problemas auditivos en 2050. Recuperado de: https://www.who.int/es/news/item/02-03-2021-who-1-in-4-people-projected-to-have-hearing-problems-by-2050
Este es el dato que revela el primer Informe mundial sobre la audición que se hizo público el 2 de marzo de 2021, en el que también se informa que, al menos, 700 millones de los afectados necesitarán atención otológica y para mejorar su audición, así como otros servicios de rehabilitación, a menos que tomemos medidas para evitarlo.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la OMS, ha señalado:
«Nuestra capacidad de audición es un bien muy preciado y, si no se tratan, las pérdidas auditivas pueden acarrear consecuencias devastadoras en la capacidad de las personas para comunicarse, estudiar y ganarse la vida.
Además, también pueden afectar su salud mental y la posibilidad de que mantengan relaciones. Este nuevo informe expone este problema y ofrece intervenciones basadas en datos científicos para solucionarlo. Esperamos que todos los países integren estas medidas en sus sistemas de salud para hacer realidad nuestro anhelo de alcanzar la cobertura sanitaria universal».
El informe, que se hace público en el marco el Día Mundial de la Audición que tiene lugar el 3 de marzo de todos los años, subraya la necesidad de actuar con rapidez para
prevenir y resolver las pérdidas auditivas, invirtiendo y ampliando el acceso a los servicios de atención otológica y a la pérdida de audición. Se ha demostrado que la inversión en estos servicios resulta rentable: de acuerdo con los cálculos efectuados por la OMS, los gobiernos pueden prever la obtención de cerca de US$ 16 por cada dólar invertido.
Principales conclusiones del informe
La falta de información precisa y las actitudes estigmatizadoras en torno a las enfermedades del oído y la pérdida auditiva suelen limitar el acceso de las personas a la atención a estas afecciones.
Es incluso habitual que los propios profesionales de la salud carezcan de conocimientos sobre la prevención, la detección temprana y el tratamiento de la pérdida auditiva y las enfermedades otológicas, lo cual dificulta su capacidad para brindar la atención requerida.
En la mayoría de los países estos servicios no están integrados en el sistema nacional de salud y las personas que presentan enfermedades del oído y pérdida auditiva encuentran dificultades para acceder a ellos.
Además, este acceso no se mide ni se documenta suficientemente y los sistemas de información de salud carecen de indicadores pertinentes con ese fin.
No obstante, la deficiencia más evidente en la capacidad de los sistemas de salud afecta a los recursos humanos. Aproximadamente el 78 % de los países de ingresos bajos cuentan con menos de un otorrinolaringólogo por cada millón de habitantes; el 93 % tiene menos de un audiólogo por cada millón de personas; solo el 17 % tiene uno o más logopedas por cada millón, y solo el 50 % dispone de, al menos, un maestro para sordos por cada millón de habitantes.
De acuerdo con el informe, estas deficiencias se pueden solventar mediante la integración de la atención otológica y de la audición en la atención primaria, valiéndose de la formación y de los sistemas de distribución de tareas.
Incluso en los países que cuentan con una proporción relativamente alta de profesionales en esta esfera, la distribución de estos especialistas es desigual, lo cual no solo plantea dificultades a las personas que necesitan atención, sino que también añade una carga de trabajo excesiva al personal que brinda esos servicios.
Causas principales de la pérdida de audición
En la niñez, casi el 60 % de los casos de pérdida de audición se deben a causas que pueden prevenirse mediante medidas como la vacunación para prevenir la rubéola y la meningitis, la mejora de la atención materna y neonatal y el cribado y el tratamiento temprano de la otitis media (es decir, las enfermedades inflamatorias del oído medio). En los adultos, la limitación de los ruidos, la escucha sin riesgos y la vigilancia de la posible ototoxicidad de los medicamentos, junto con una buena higiene otológica, pueden ayudar a mantener una buena audición y a reducir los riesgos de perderla.
La detección es el primer paso para tratar la pérdida auditiva y las enfermedades del oído relacionadas con ella. El cribado clínico en momentos convenientes de la vida permite que estas afecciones se detecten en la etapa más temprana posible.
Gracias a los avances tecnológicos recientes, que incluyen herramientas precisas y fáciles de usar, se pueden detectar las enfermedades del oído y la pérdida auditiva a cualquier edad, en entornos clínicos o comunitarios y con capacitación y recursos limitados. El cribado puede hacerse incluso en situaciones complejas como las que vivimos durante la pandemia actual de COVID-19 y puede abarcar a las personas que viven en regiones remotas y desatendidas.
Acceso rápido a la atención necesaria
Una vez hecho el diagnóstico, es fundamental actuar rápidamente para obtener buenos resultados. La mayoría de las enfermedades del oído se pueden curar con un tratamiento farmacológico o quirúrgico y, en muchos casos, se revierte la tendencia y se recupera audición. Además, cuando la pérdida es irreversible, la rehabilitación permite que las personas afectadas no sufran consecuencias adversas. En la actualidad disponemos de diversas opciones eficaces.
Las tecnologías auditivas, como los audífonos y los implantes cocleares, si se acompañan de servicios de apoyo y de una terapia de rehabilitación adecuados, son eficaces y rentables y pueden ser ventajosas tanto para
los niños como para los adultos.
Así mismo, el informe indica que la lengua de signos y otros métodos de sustitución sensorial, como la lectura labio facial, también son opciones útiles para muchas personas sordas; por otro lado, los servicios y las tecnologías de ayuda a la audición (como el subtitulado y la interpretación en lengua de signos) pueden ampliar aún más el acceso a la comunicación y la educación para las personas con pérdida auditiva.
La Dra. Bente Mikkelsen, directora del Departamento de Enfermedades no Transmisibles de la OMS, explica: «Los países deben adoptar un enfoque integral centrado en las personas para que todas aquellas que los
necesiten se puedan beneficiar equitativamente de los progresos y las soluciones de que disponemos. Es fundamental integrar estas intervenciones de asistencia a las personas con problemas otológicos y de audición en los planes nacionales de salud y que las prestemos en el seno de unos sistemas de salud reforzados, como parte de la cobertura sanitaria universal. Solo así satisfaremos las necesidades de las personas con pérdidas auditivas o que corren riesgo de presentarlas».
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