Fuente: Organización Internacional del Trabajo, OIT. (2013). Promover el trabajo decente en la industria química: Iniciativas innovadoras. Ginebra, Suiza. Recuperado de: https://www.ilo.org/ wcmsp5/groups/public/—ed_dialogue/—sector/documents/publication/wcms_226391.pdf.
Gestión de las sustancias químicas
Las sustancias químicas forman parte integrante de nuestro entorno natural y urbano. Aunque su contribución a la sociedad no tiene precio, si no las gestionamos bien pueden dañar al ser humano y al medio ambiente. Al hallarse estas sustancias presentes en todas partes, incluso en nuestro lugar de trabajo, es menester evitar que salgan al mercado antes de haberse determinado debidamente y evaluado sus características potencialmente peligrosas, y de haberse formulado métodos de manipulación seguros para gestionar los riesgos inherentes a ellas. La liberación de sustancias químicas puede producirse en cualquier fase del ciclo de existencia de éstas, desde la producción o importación y el procesamiento, pasando por la fabricación y utilización, hasta el desecho. En todas estas fases, los trabajadores y la población pueden quedar expuestos, incluso por contaminación. Para valorar y gestionar estos riesgos, la aplicación de un enfoque integrado es preferible a la adopción de medidas aisladas, toda vez que algunos de estos riesgos pueden tener un impacto global. Con todo, existen dificultades. En el presente capítulo se examinan algunos de los logros conseguidos conjuntamente por la OIT y sus mandantes tripartitos en la gestión de las sustancias químicas. Se analizan asimismo algunos de los retos futuros.
Iniciativas globales en aras de la gestión racional de las sustancias químicas
Los mandantes de la OIT han participado durante muchos decenios en la elaboración de políticas y compromisos internacionales atinentes a la gestión racional de las sustancias químicas. Estos esfuerzos han entrañado la adopción de acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente, entre los cuales cabe citar el Convenio sobre los productos químicos, 1990 (núm. 170) de la OIT , el Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación , el Convenio de Rotterdam sobre el Procedimiento de Consentimiento Fundamentado Previo Aplicable a Ciertos Plaguicidas y Productos Químicos Peligrosos Objeto de Comercio Internacional y el Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes. Ahora bien, con la salvedad del Convenio núm. 170 de la OIT, todos estos instrumentos tienen el inconveniente de haber sido elaborados para proteger solamente medios específicos, con independencia de otros, lo cual entraña incoherencias. En un informe reciente del Centro para el Derecho Internacional Ambiental (CIEL, por su sigla en inglés) se propugna el fomento de una sinergia entre los distintos acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente, mediante un planteamiento de la gestión racional de las sustancias químicas basado en su de existencia. Esta sinergia se aplicará también al Convenio de Minamata sobre el Mercurio. Además, a raíz de la Resolución sobre la armonización de los sistemas de clasificación y etiquetado para la utilización de productos químicos peligrosos en el trabajo, adoptada por la OIT en 1989, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo celebrada en Río de Janeiro en 1992 (también conocida como Cumbre para la Tierra) también examinó esta cuestión. La consiguiente labor fue coordinada y gestionada bajo los auspicios del Grupo de Coordinación para la Armonización de los Sistemas de Clasificación de los Productos Químicos (CG/HCCS, por su sigla en inglés) del Programa Interinstitucional de Gestión Racional de los Productos Químicos (IOMC, por su sigla en inglés). Se consideró, entre otras cosas, que la OIT era la instancia responsable de coordinar la comunicación sobre los peligros. Se dio traslado del primer borrador del sistema mundialmente armonizado de clasificación y etiquetado de productos químicos a la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE). Su primera versión oficial fue adoptada en diciembre de 2002 y refrendada por la Comisión de Expertos en Transporte de Mercaderías Peligrosas (CETDG, por su sigla en inglés) y en el Sistema Mundialmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (GHS, por su sigla en inglés). El subcomité GHS del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) actúa como custodio del GHS, cuyo uso y aplicación garantiza en el mundo entero, amén de fomentar y supervisar su aplicación. En la sección 4.3.3 del presente informe se examina el GHS.
El Enfoque Estratégico para la Gestión de los Productos Químicos a Nivel Internacional (SAICM, por su sigla en inglés) se elaboró como mecanismo voluntario para colmar las lagunas dejadas por los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente. Instituido por la Conferencia Internacional sobre la Gestión de Productos Químicos (ICCM, por su sigla en inglés) en 2006, el SAICM fue articulado como marco destinado a orientar los esfuerzos encaminados a lograr el objetivo enunciado en el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de Johannesburgo, en cuya virtud para 2020 las sustancias químicas se producirán y utilizarán de forma que se reduzcan al mínimo los efectos nocivos y significativos que tienen en la salud humana y el medio ambiente. Trátase de un mecanismo de gobernanza único cuyo propósito es lograr una gestión racional de las sustancias químicas en que intervengan todos los sectores y todas las partes interesadas — gobiernos, sindicatos, industria química, redes de la sociedad civil, esferas académicas y sector privado — mediante un proceso transparente y abierto de adopción de decisiones y de aplicación.
La industria química y los sindicatos participaron de manera positiva, junto con la OIT, en la formación del SAICM. La intervención de este sector envió a la ciudadanía un mensaje explícito según el cual él mismo lideraría la gestión racional de las sustancias químicas en el ámbito mundial. A estos efectos, la industria ha promovido una serie de iniciativas voluntarias, entre ellas la Declaración Global de «Responsible Care» (o Gestión Responsable (RC, por su sigla en inglés)) , la Estrategia Global de Productos, la Iniciativa de Investigación a Largo Plazo y la Plataforma Tecnológica sobre Química Sostenible.
En 2007, la OIT organizó una reunión de expertos encargada de examinar los instrumentos, los conocimientos, la promoción, la cooperación técnica y la colaboración internacional como herramientas para el establecimiento de un marco regulador de las sustancias peligrosas a fin de promover el SAICM entre los mandantes de la OIT y otras partes. En esta Reunión se adoptó una serie de recomendaciones, que incluían un plan de acción basado en los siguientes pilares fundamentales: información y conocimiento, sistemas preventivos y protectores destinados a la reducción de riesgos, creación de capacidad, diálogo social y buena gobernanza. En virtud del Plan de Acción, los Estados Miembros de la OIT han de aplicar varias normas de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo (en adelante, «SST»), como el Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores, 1981 (núm. 155); el Protocolo de 2002 relativo al Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores, 1981; el Convenio sobre los productos químicos, 1990 (núm. 170) , el Convenio sobre la prevención de accidentes industriales mayores, 1993 (núm. 174); el Convenio sobre el marco promocional para la seguridad y salud en el trabajo, 2006 (núm. 187) y las Directrices de la OIT relativas a los sistemas de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo (ILO-OSH, 2001). Los Estados Miembros también contraen la obligación de velar por la adopción conjunta de medidas por los trabajadores, los empleadores y los gobiernos, con arreglo a los principios de la estrategia global de seguridad y salud en el trabajo adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo en su 91.ª reunión, de 2003.
Iniciativas de Gestión Responsable (RC)
Las iniciativas voluntarias de la industria química contribuyen a una gestión racional de los productos químicos constante y coherente a escala mundial. Gestión Responsable (en adelante «RC», por su sigla en inglés) es la iniciativa de ámbito mundial propia de la industria química, que impulsa el progreso continuo en los ámbitos de la seguridad, la salud y el medio ambiente, además de promover una comunicación abierta y transparente con las partes interesadas .
El Consejo Internacional de Asociaciones de Fabricantes de Productos Químicos (ICCA) es la principal tribuna para promover la RC, pues lidera el proceso con la participación de casi 60 asociaciones nacionales de producción de sustancias químicas, que son los principales actores de ejecución en el plano nacional. La RC ha fomentado el desarrollo de la Estrategia Global de Productos, mediante la que se pretende mejorar la gestión de las sustancias química en la industria, teniendo en cuenta la comunicación sobre los riesgos que encierran estas sustancias a lo largo de la cadena de suministro. Mediante la iniciativa RC, la industria química informa de sus progresos y su rastreo en relación con los componentes esenciales de la gestión de los productos.
Entre los medios necesarios para lograr cierto grado de coherencia valga citar la elaboración de indicadores para medir el desempeño, políticas para alentar a las empresas afiliadas a suscribir la iniciativa RC, y la creación de tribunas en que gerentes de empresas y coordinadores de la RC puedan contrastar opiniones e intercambiar experiencias. Además, en los procedimientos destinados a verificar la aplicación de los elementos medibles de la RC en las empresas miembro se debe prever que todas ellas se adhieran a la iniciativa RC y se comprometan a cumplir sus principios rectores. Estos principios incluyen la observancia de los requisitos jurídicos; la existencia de políticas encaminadas a evitar un grado de riesgo inaceptable para los trabajadores, los contratistas, los clientes, la población o el medio ambiente; la integración de los principios de RC en las estrategias empresariales; el suministro de información sobre seguridad, salud y medio ambiente a las partes interesadas, y la existencia de sistemas de formación y de respuesta en caso de urgencia vinculados a los riesgos para la salud, la seguridad y el medio ambiente, además de un compromiso con la mejora continua del desempeño y la interacción con las comunidades en que se hallan ubicadas las instalaciones químicas.
Existen, sin embargo, algunos ámbitos que todavía admiten mejoras en términos de RC.
En primer lugar, la iniciativa no es de aplicación universal. Las asociaciones nacionales han dado una interpretación un tanto heterogénea a sus principios rectores. En consecuencia, se dan variaciones respecto a la gama de sustancias y de cuestiones sobre las cuales se recaba información en términos de desempeño.
En segundo lugar, valga considerar la manera en que se publican los datos relativos al desempeño. A escala mundial, lo más corriente es que los datos relativos al desempeño de las empresas individuales no se divulguen a los demás miembros de la industria, sino tan sólo a los representantes de las respectivas asociaciones mercantiles responsables de recopilar los informes.
En tercer lugar, a escala nacional, los enfoques sobre la RC no siempre están armonizados. Así lo ilustra el caso de los Estados Unidos. El Consejo Estadounidense de la Química (ACC) procedió a un análisis estratégico de la RC, en parte en cumplimiento de la obligación impuesta por el ACC de prever una verificación por terceros, que es presupuesto previo para formar parte de dicha entidad. La verificación por terceros se utiliza también en aras de la RC en otros países. Una de las iniciativas voluntarias de la industria química del Brasil, el sistema de evaluación de la salud, la seguridad, el medio ambiente y la calidad (Sistema de avaliaçao de saúde, segurança, meio ambiente e qualidade (SASSMAQ)), se concibió para reducir los riesgos de accidente en el transporte y la distribución de sustancias químicas, además de ofrecer una homologación independiente y acreditada del desempeño de la Asociación Brasileña de la Industria Química (ABIQUIM).
Un equipo de asesoramiento externo para la RC, adscrito al ACC, formuló recomendaciones acerca de la mejora y la expansión de cuatro ámbitos decisivos, concretamente: la seguridad de los productos, la mejora del desempeño, las comunicaciones y la gobernanza, y la globalización. El ACC ha conformado grupos de trabajo integrados por ejecutivos de empresas afiliadas con el fin de que se dedicaran con carácter específico a estos segmentos. Un grupo de asesoramiento recomendó, en relación con el desempeño, que se armonizase la estructura del programa con métodos internacionales, como la Global Reporting Initiative, y que la estructura de la RC definida por el ACC se armonizase con las prácticas aceptadas en el plano internacional. En vista de que las empresas europeas apoyan la norma RC14001 (basada en la norma ISO14001 de la Organización Internacional de Normalización (ISO) aplicable a los sistemas de gestión del medio ambiente y hoy también aplicable a los principios de RC), el grupo asesor del ACC recomienda asimismo que esta entidad combine los dos programas de homologación: el Sistema de Administración de RC (RCMS) y la norma RC14001 — para una comprensión más clara a escala mundial. Alrededor de la mitad de las empresas químicas afiliadas al ACC prefieren el RCMS, y la otra mitad la norma RC14001, aunque resulta está claro que las empresas que no operan en Europa prefieren la primera a la segunda de ellas.
Protección contra las sustancias químicas peligrosas
Retos en materia de seguridad y salud en el trabajo
En 2008, la exposición a sustancias peligrosas, incluidas las sustancias químicas en el lugar de trabajo, se cobró la vida de 651 279 personas . En 2006 se estimó que casi 440 000 personas habían muerto en el mundo entero por exposición profesional a sustancias peligrosas. Se considera que el cáncer es la enfermedad profesional más grave: más del 70 por ciento de la cifra total, o sea casi 315 000 personas, murieron de cáncer. Se estima, sin embargo, que esta cifra no alcanza a reflejar la carga real imputable a las sustancias químicas, toda vez que en el análisis se incluyó tan sólo un número reducido de sustancias químicas al disponerse de datos limitados.
Tabla 4. Estimaciones del número anul medio de muertes imputables en el mundo entero a la exposición profesional a sustancias químicas peligrosas por condiciones – 2006.
Fuente: P. Baichoo, B. Dardelin y J. Krueger. Actividades de la OIT en materia de seguridad química. En Boletín africano sobre SST (Helsinki, Instituto Finlandés de Salud en el Trabajo), vol. 16, núm. 3, diciembre de 2006, págs. 52 a 55.
Ninguna sustancia química puede tener efectos nocivos sin introducirse primero en el cuerpo o entrar en contacto con él. Son cuatro las vías principales de exposición por las que las sustancias químicas entran en el cuerpo humano: la inhalación, la absorción, la ingesta y la transmisión a través de la placenta de la mujer embarazada al embrión o al feto. La mayoría de las sustancias químicas utilizadas en el lugar de trabajo pueden dispersarse en el aire en forma de polvo, líquidos nebulizados, humos, gases o vapores, que por tanto pueden ser inhalados. En consecuencia, incluso los trabajadores que no las manipulan pero que están lo bastante cerca de ellas pueden quedar expuestos a una mezcla de sustancias químicas de diversas fuentes. Manipular sustancias químicas sin una protección adecuada expone al trabajador al riesgo de absorber cantidades nocivas de esa sustancia a través de la piel. Ello suele ocurrir mediante la manipulación de sustancias químicas en forma de líquido. También el polvo puede ser absorbido por la piel cuando se fija, por ejemplo, en el sudor. La capacidad que tienen las distintas sustancias químicas para penetrar en la piel es muy variable. La absorción por la piel es, después de la inhalación, la segunda vía más corriente de posible exposición profesional. La epidermis puede ablandarse al entrar en contacto con el tolueno o las soluciones jabonosas a base de sosa, y ello propicia la entrada rápida en el flujo sanguíneo de otras sustancias químicas, como la anilina, el fenol, o el benceno. También los ojos pueden absorber sustancias químicas, por salpicadura o vapores. Las sustancias químicas peligrosas también pueden entrar en el cuerpo por ingesta de gases, polvos, vapores, humos, líquidos o materia sólida. El polvo inhalado puede ser tragado y la comida y los cigarrillos pueden ser contaminados por manos sucias.
Paliar los riesgos derivados de las sustancias químicas peligrosas a escala empresarial
Un objetivo esencial de la SST es la gestión de los riesgos profesionales. A estos efectos, es preciso evaluar los peligros y riesgos para determinar qué puede dañar a los trabajadores y las mercancías, de forma que puedan elaborarse y aplicarse medidas de prevención y de protección adecuadas. En la Figura 1. se ilustra el método de evaluación de riesgos en cinco etapas elaborado por la Dirección de Salud y Seguridad del Gobierno del Reino Unido (HSE).
Figura 1. Evaluación de los riesgos en cinco etapas
Los procedimientos de evaluación de riesgos pueden adaptarse a las dimensiones y a la actividad de las empresas, así como a los recursos y a las competencias existentes. Las instalaciones como las plantas químicas exigirán evaluaciones de riesgos específicos y necesitarán gran volumen de recursos amén de un grado elevado de competencia. Existen dos procesos de evaluación de riesgos que son esenciales para gestionar los riesgos profesionales: la determinación de los límites permisibles de exposición profesional (OEL) y la confección de listas de enfermedades profesionales. La mayoría de los países industrializados confeccionan y mantienen listas de los límites permisibles de exposición profesional. Estos límites se aplican a los riesgos químicos, físicos (calor, ruido, radiaciones e ionizantes y no ionizantes, y frío) y biológicos. Una lista indicativa que, por su alcance y por estar sometida a una estricta revisión inter pares, puede ser utilizada como referencia por otros países es la Lista de valores umbral confeccionada por la Conferencia Estadounidense de Higienistas Industriales Gubernamentales (ACGIH).
En fechas recientes se dio, en los Estados Unidos, un caso relativo a los riesgos que para la salud de los trabajadores de una empresa de Carolina del Norte suponía el bromuro de n-propilo (nPB), que entra la fabricación de almohadas. Tratase de un compuesto que se utiliza para las colas. También lo emplean muchos trabajadores que laboran en carrocerías, locales de limpieza en seco y fábricas de productos electrónicos de alta tecnología. La utilización de esta sustancia ha aumentado en sustitución del cloruro de metileno, aunque bien se sabe que el nPB es al menos tan peligroso como dicha sustancia. Puede causar lesiones neurológicas y producir infertilidad cuando se inhala durante períodos prolongados, aunque sea en bajas cantidades. Existen sucedáneos del nPB, pero son más onerosos que éste último. En el caso ocurrido en Carolina del Norte, fueron muchos los factores que contribuyeron a dañar gravemente la salud de los trabajadores que utilizaban nPB en la fabricación de almohadas. La empresa no había adoptado las medidas de protección sanitaria idóneas, como por ejemplo garantizar una ventilación adecuada en el lugar de trabajo. Al no existir normas de seguridad oficiales atinentes al nPB, la autoridad de seguridad no había obligado a la empresa a tomar las disposiciones pertinentes multándola o imponiéndole la obligación de aplicar planes de seguridad, como la instalación de respiradores. Este caso ilustra la importancia que reviste establecer límites permisibles de exposición apropiados a las sustancias químicas peligrosas mediante mecanismos de ejecución idóneos.
Además, pueden utilizarse medidas técnicas para prevenir los peligros químicos desde la fuente, y evitar la transmisión de sustancias químicas peligrosas. Es posible reducir la exposición de los trabajadores utilizando medios técnicos. En primer lugar, la sustitución es un método de control eficaz para cualquier sustancia química peligrosa: dicha sustancia se sustituye por otra que sea menos peligrosa. Ello resulta especialmente importante cuando las sustancias consideradas pueden causar cáncer, dañar las funciones reproductoras o generar reacciones alérgicas. Elegir un proceso más seguro o cambiar un proceso antiguo y peligroso por otro que lo sea menos redunda en una disminución efectiva de los riesgos. En segundo lugar, de resultar imposible reemplazar sustancias químicas peligrosas por otras que lo sean menos, es preciso prevenir la exposición protegiendo a los trabajadores: un método eficaz consiste en aislar el proceso peligroso o la sustancia química peligrosa. Sin embargo, no siempre es posible aislar todas las operaciones peligrosas. La segunda opción para eliminar de raíz los agentes contaminantes consiste en concebir dispositivos adecuados de ventilación y evacuación locales. Cuando sea difícil o imposible evitar de entrada que las sustancias químicas, los humos, los polvos, los líquidos nebulizados o las partículas peligrosos entren en el aire del lugar de trabajo, es posible instalar un dispositivo de ventilación general de dilución.
Debería instituirse un comité de seguridad encargado de trabajar regularmente sobre las dificultades que se plantean en ese ámbito. Podría encargarse de la adopción de medidas empresariales mediante la evaluación de los peligros químicos y establecer prioridades referentes a la seguridad en la empresa; articular planes de urgencia para los peligros evaluados; organizar actividades de atención sanitaria en el trabajo y encuestas periódicas; organizar contactos con las autoridades/ los laboratorios a fin de instaurar un sistema de supervisión para los peligros químicos y medir y/o estimar la exposición profesional a las sustancias químicas, de resultar ello necesario; reunir estudios casuísticos sobre accidentes y enfermedades ocurridos en la empresa y generar una base que permita establecer medidas prioritarias en el control de los peligros; determinar las sustancias químicas utilizadas; obtener información sobre ellas; recabar datos e inventariar todas las sustancias químicas utilizadas en el lugar de trabajo, y recabar la intervención de los trabajadores en la organización de las medidas de seguridad, por ejemplo nombrando a representantes y comités encargados de la seguridad.
El enfoque basado en la institución de sistemas de gestión es indispensable para mejorar la SST. Las Directrices ILO-OSH de 2001 reflejan el enfoque tripartito de la OIT y los principios definidos en los instrumentos internacionales de dicha organización en materia de SST, en particular el Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores, 1981 (núm. 155). En las Directrices ILO-OSH de 2001 se insiste en el carácter esencial de la participación de los trabajadores en el sistema de gestión de la SST en la empresa, y se solicita que los empleadores velen por que los trabajadores y sus representantes en materia de SST sean consultados, informados y capacitados en todos los aspectos de la SST relacionados con su trabajo, incluidas las disposiciones relativas a situaciones de emergencia.
Paliar los riesgos derivados de las sustancias químicas en el ámbito internacional
La reglamentación adoptada para la gestión de las sustancias químicas debería contribuir a mejorar la seguridad y la salud profesionales de los trabajadores mediante su mejor información, la creación y la mejora de los cauces de comunicación entre empleadores y proveedores, y la supresión del mercado de las sustancias que entrañan un riesgo elevado para la salud humana y el medio ambiente. A modo de ejemplo valga citar el Reglamento relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de sustancias y preparados químicos de la Unión Europea (conocido como REACH), que entró en vigor en 2007 para garantizar un nivel elevado de protección de la salud humana y el medio ambiente ante los riesgos que pueden generar las sustancias químicas.
El REACH atribuye a la industria la responsabilidad de evaluar y gestionar los riesgos derivados de las sustancias químicas, y de facilitar a sus usuarios una información idónea sobre la seguridad. Antes del 31 de mayo de 2013, los fabricantes e importadores de sustancias tenían a obligación general de registrar ante la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) cada sustancia fabricada o importada por la empresa considerada en cantidades iguales o superiores a 1 000 toneladas por año. El 31 de mayo de 2013, se abrió una nueva fase para las cantidades inferiores, es decir, por ejemplo para los productos fabricados o vendidos en la Unión Europea en cantidades iguales o superiores a 100 toneladas por año. Además, la aplicación del GHS en los Estados miembros de la Unión Europea es hoy obligatoria con arreglo a la reglamentación sobre clasificación, embalaje y etiquetado de productos químicos y mezclas de sustancias (CLP) vigente con arreglo al REACH.
Varias sustancias químicas respecto de las que se dispone de suficientes datos sobre peligros y exposición siguen suscitando gran preocupación. Los Estados Miembros de la OIT se remiten a la Lista de enfermedades profesionales de la OIT (revisada en 2010) para confeccionar y mantener sus listas nacionales de esas enfermedades. Muchos Estados Miembros de la OIT han elaborado una lista de los límites permisibles de exposición profesional a partir de las cuales se regulan los niveles de concentración de las sustancias químicas peligrosas a los que los trabajadores pueden estar expuestos por inhalación, ingesta o contacto cutáneo durante períodos específicos sin correr riesgo alguno. Esos límites pueden ser obligatorios o indicativos. La introducción del REACH no altera en modo alguno la obligación de los empleadores de proteger a los trabajadores contra la exposición a sustancias químicas. En virtud del REACH, los fabricantes y vendedores de sustancias químicas tienen la obligación de fijar niveles sin efecto derivado (DNEL). Éstos sirven para instaurar medidas de gestión de los riesgos que han de comunicarse a los empleadores y a los trabajadores. Los DNEL son aplicables a todas las vías de exposición (inhalación, contacto cutáneo o absorción oral) y tanto a los trabajadores como a los consumidores. Los empleadores de la Unión Europea permanecen obligados a cumplir los límites de exposición profesional con arreglo a lo preceptuado en la Directiva 98/24/EC (preexistente), relativa a la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con los agentes químicos durante el trabajo (7 de abril de 1998).
Éstas y otras normativas referentes a la gestión de las sustancias químicas deberían permitir mejorar las prácticas recomendadas a los usuarios de sustancias químicas y a los trabajadores que laboran con ellas, además de fomentar la aplicación de las pautas vigentes, para reducir la exposición al mínimo. Ello presupone que estén bien informados por los fabricantes y los vendedores a lo largo de toda la cadena de suministro acerca de las sustancias químicas y las medidas de gestión de riesgo que aplican. En el Convenio sobre los productos químicos, 1990 (núm. 170) se insiste en que la información debería circular desde los fabricantes hasta los usuarios, y en que debería ser compartida por todos los mandantes de la OIT.
Varios países han promulgado normativas sobre la protección del medio ambiente y las sustancias químicas. En China las empresas tienen, desde el 1.º de marzo de 2013, la obligación de comunicar al Ministerio de Protección del Medio Ambiente los datos relativos al impacto de las sustancias químicas en el medio ambiente . Se progresa en la elaboración de información más completa sobre los efectos de las sustancias químicas, por ejemplo mediante la presentación de datos en el marco del REACH de la Unión Europea, y mediante las reglamentaciones nacionales sobre sustancias químicas, como la nueva legislación sobre sustancias químicas adoptada en China, la Ley de Control de Sustancias Tóxicas adoptada en Estados Unidos, el Plan de Gestión de Sustancias Químicas adoptado en Canadá, y la Ley de Control de Sustancias Químicas adoptada en Japón. No obstante, los datos referentes a sustancias químicas en concreto siguen escaseando. Las nuevas sustancias, como los nanomateriales, plantean retos adicionales. La creciente lista de aplicaciones de los nanomateriales incluye productos cosméticos, embalajes para alimentos, prendas de vestir, desinfectantes, recubrimientos para suelos y pinturas. Según las estimaciones, en 2010 había en el mundo 400 000 empleados en industrias que utilizaban nanotecnología, y esta cifra debería ascender a 6 millones en 2020 . En el informe titulado Global chemicals outlook: Towards sound management of chemicals, que publicó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se indica que, de las más de 140 000 sustancias químicas que se estima hay en el mercado hoy en día, tan sólo algunas han sido objeto de evaluaciones detenidas para determinar sus efectos en la salud humana y el medio ambiente . La OCDE estima que si se compartiese la información relativa a las sustancias químicas, los gobiernos y la industria química podrían llegar a ahorrar unos 210 millones de dólares de los Estados Unidos al año. La comunicación de esa información resultaría particularmente valiosa para evaluar la seguridad relacionada con las sustancias químicas que se producen en grandes volúmenes, y muchas de las cuales se elaboran y comercializan en multiples países .
El Sistema Mundialmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (GHS, por su sigla en inglés) y el Convenio sobre los productos químicos, 1990 (núm. 170) son medios importantes que los países pueden utilizar para elaborar sistemas nacionales de comunicación de peligros químicos. Permiten fundamentar programas integrales de seguridad química, contribuyen de manera decisiva a armonizar a escala mundial los sistemas nacionales de comunicación de peligros químicos, y encierran un gran potencial para mejorar la seguridad química en todos los sectores pertinentes.
El GHS constituye un método sistemático y coherente para definir los peligros químicos e informar acerca de ellos y de las correspondientes medidas de protección que habrían de aplicar los usuarios o quienes puedan hallarse expuestos a esos peligros. El sistema se estructura para poder facilitar la selección de los elementos que deben clasificarse y notificarse atendiendo a la población destinataria. El GHS:
◥ mejora la protección de las personas y del medio ambiente por conducto de un sistema de comunicación sobre riesgos químicos internacionalmente reconocido;
◥ configura un marco reconocido para los países carentes de sistema alguno;
◥ reduce la necesidad de repetir pruebas y evaluaciones realizadas sobre las sustancias químicas;
◥ facilita el comercio internacional de sustancias químicas cuyo peligro ha sido adecuadamente evaluado y determinado sobre una base internacional.
La OIT participa en el Comité de Expertos de las Naciones Unidas en transporte de mercaderías peligrosas y en el Sistema Mundialmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (UNCETDG/ GHS). La OIT y el Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (UNITAR) coordinan la creación de capacidad por conducto del Programa UNITAR/OIT de creación de capacidad.
Este Programa tiene, entre otros objetivos, el de fortalecer el potencial de los países en desarrollo y de los países con economía en transición para aplicar el GHS de modo efectivo, y el de reducir los efectos nocivos de las sustancias químicas peligrosas en el medio ambiente y en la salud humana .
Los principales productores de sustancias químicas de Asia, entre ellos Indonesia, Malaysia y Viet Nam, contemplan la posibilidad de fijar requisitos para la presentación de hojas de datos de seguridad y el etiquetado de sustancias en virtud del GHS. En la República de Corea, la legislación aplicable al registro y a la evaluación de las sustancias químicas fija la obligación de notificar la fabricación e importación de sustancias químicas en cantidades superiores a una tonelada. Las sustancias químicas cuya evaluación sea prioritaria o que sean nuevas habrán de ser registradas por un período de ocho años a partir de 2015. La India está elaborando una lista de varios miles de sustancias químicas exportadas.
En este artículo queda demostrada la necesidad de promover la colaboración y la coordinación entre las iniciativas voluntarias y los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente, con particular hincapié en la promoción de la ratificación y aplicación de los instrumentos de la OIT sobre SST y la aplicación del GHS.
Referencias
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◥ Convenio de Basilea sobre el control de losmovimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación, y Protocolo sobre responsabilidad e indemnización por daños derivados de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación, http://www.basel.int/Portals/4/Basel Convention/docs/text/BaselConventionText-s.pdf (consultado el 30 de julio de 2013).
◥ Convenio de Rotterdam sobre el Procedimiento de Consentimiento Fundamentado Previo Aplicable a Ciertos Plaguicidas y Productos Químicos Peligrosos Objeto de Comercio Internacional, http://www.pic.int/Portals/5/download.aspx?d=RC_Convention_Text_2011_Spanish. pdf (consultado el 30 de julio de 2013).
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